jueves, 24 de abril de 2014

Corrección de la Adaptación de un cuento


Teo y el Lobo

Hace muchísimos tiempo en un reino muy lejano vivía un enano llamado Teo. Vivía en una aldea de enanos muy alegres. Se lo pasaban cantando, trabajando en los campos, tejiendo, haciendo deliciosos pasteles y mermeladas. Sin embargo, la familia de Teo era muy pobre, porque sus padres eran muy mayores y no podían trabajar como los otros enanos. Teo era un enano muy valiente, pero un poco tímido, por eso los demás enanos pensaban que era algo flojo, ya que Teo nunca se les acercaba, ni habla con ellos por lo que se quedaba muy sólo y no trabajaba con ellos de sol a sol.
Un día Teo mientras veía a los otros enanos trabajar, decidió que ya era el momento de irse de casa. Primero, porque sus padres no podían mantenerlo y segundo, porque se sentía tan triste de que los otros enanos se burlaran de él y le llamaran flojo, así que, sin pensarlo mucho decidió irse a luchar contra los orcos, eran criaturas muy feas, sucias que caminaban encorvados, destruyendo todo lo que había por su paso. Estos seres horribles estaban atacando la ciudad y el rey necesitaba soldados. Teo agarró su hacha y su mazo, y se unió a las tropas como un soldado del rey.
Pasaron muchos años hasta que acabó contra los orcos. El rey muy agradecido con los enanos, les dijo que ya se podían ir a sus aldeas a seguir trabando y a descansar, pero Teo no tenía donde ir porque sus padres ya habían muerto y sus hermanos ya no estaban en su aldea. Por lo que decidió quedarse en la ciudad y conseguir trabajo.
Después de pedir trabajos en montones de sitios, nadie le quiso dar a Teo trabajo, ya que era pequeño y necesitaban personas muy altas para poder reconstruir la cuidad.
Teo con mucha pena, pero sin perder su valentía y la esperanza de conseguir un trabajo, echo andar para otro pueblo en busca de trabajo. Mientras Teo iba andando, no se dio cuenta que tomo el rumbo equivocado y de repente se dio cuenta de que estaba perdido en un inmenso bosque de gigantescos árboles.
Teo camino durante horas y horas y de repente de la desesperación y la tristeza comenzó a llorar. De pronto, escuchó unos pasos, parecían pisadas de un animal grande, ya que la hierba crujía. Teo miró a todos los lados pero no vio nada. Siguió andando, pero de pronto escuchó un fuerte aullido (auuu). Teo se asustó, intentó subirse a un árbol para poder ver que era esa cosa que se acercaba y protegerse, pero tropezó con una rama y quedó tumbado en la hierba.
De pronto, se le acercó un inmenso lobo, de patas enormes, con un hocico puntiagudo y unos dientes muy afilados. El lobo caminaba lento hacia él, pero Teo se puso de pie saco su hacha y su mazo para defenderse. Cuando el lobo ya estaba muy cerca de Teo le preguntó:
-        Te he oído llorar por el bosque, y por eso me he acercado.
 A lo que el enano Teo respondió:
-        ¡A ti que te importa por lo que estaba llorando si solo vas a comerme!
   Y el lobo se echó a reír y le dijo:
-        ¡No seas tonto! Tranquilo no voy hacerte nada. No puedo negar que serias una cena muy rica (¡Mmmm!). Pero te alegrará saber que soy un lobo vegetariano. Solo quiero ayudarte...
Teo más tranquilo bajo su hacha y su mazo y le dijo al lobo que se largara porque no estaba para bromas.
El lobo meneando su cola le dijo ya me dado cuenta de que eres un enano muy valiente, pero tienes que confiar. Teo le contestó que no confiaba en él y menos en un ¡lobo vegetariano! El lobo algo molesto le dijo:
-Sé que no soy de confiar, pero sé que tienes problemas, no tienes donde ir, ni que comer y de paso estas perdido en este gran bosque, pero yo soy un lobo bueno, vengo a ayudarte y tú me hablas así, pues bien me voy.
Pero Teo que era muy listo, se dio cuenta que el lobo tenía razón y le dijo:
-       ¡Vale, vale!, tienes razón ¡que más me da, no puedo perder más! Dime ¿Cómo me podrías ayudar?
El lobo dijo a Teo que tendría que estar cuatro años sin cortarse la barba, el pelo, ni ducharse. No podría dormir nunca en un mismo lugar, sino que tendría que ir caminando de pueblo en pueblo durante todo ese tiempo. El lobo le dijo que él le daría mucho oro para que pudiera vivir y si sobrevivía sería muy rico. Y le explicó cómo podría conseguir todas las monedas de oro. Teo solo tenía que colocar sus manos sobre sus bolsillos y decir ¡Abracadabra quiero oro hoy y no para mañana! Y (¡plin!, ¡plan!, ¡plun!, ¡pufff!) tendría mucho oro. Eso sí, le recomendó que hiciera una casa y guardara todo el oro que pudiese (solo tendría dos días para construirla), porque si ganaba el reto, sería rico, pero lo más curioso del trato era que mientras pasara el tiempo, Teo se iría haciendo pequeño, hasta convertirse en una libélula. Su piel iría cambiando a un color marrón hasta llegar a verde, le saldrían unas pequeñas alas y un rabo luminoso.
Teo muy serio le preguntó al lobo:
-       Vale, acepto, soy fuerte y valiente para poder cumplirla, pero ¿Y tú que ganaras si yo pierdo?
El lobo caminando y meando la cola le dijo riéndose:
-        Si tú pierdes, te convertirás en una libélula, porque este lobo no tiene amigos, este bosque está encantado y solo vivo yo. Fui castigado por las ninfas del bosque y no puedo salir de aquí nunca más.
Teo le dijo que el aceptaría el trato cogió su hacha y su mazo y se puso en marcha hacia el camino que le indicaba el lobo para salir del bosque.
Teo construyó en dos días como se lo dijo el lobo, una bonita casa y un gran molino de agua, que le daría agua fresca para beber a él y a los enanos de su aldea. Enseguida, guardo mucho oro debajo de su cama por si ganaba el reto tener dinero para vivir una buena vida.
Teo con su hacha y su mazo se marchó y comenzó a andar por muchos pueblos de la ciudad. Al principio la gente eran muy amables con él, porque era tan bueno que ayudaba a las personas que lo necesitaban dándoles oro o ayudándoles a construir.
Pero, el tiempo fue pasando y las cosas comenzaron a cambiar, Teo se fue volviendo más pequeño, tenía los cabellos y su barba muy larga, su piel ya estaba muy morena. Estaba un poco sucio y su ropa se estaba volviendo gris y fea. De modo, que cuando Teo llegaba a los pueblos las personas ya no eran amables con él, no lo querían ni mirar y ni tan siquiera le querían aceptar su ayuda, ni construir con ellos casas.
Teo no comprendía por qué lo trataban tan mal y lo echaban de los pueblos. Se sentía muy triste. Un día caminado por las afueras de un pueblo, Teo se paró a beber un poco de agua, al acercarse, vio reflejado su terrible aspecto, su pelo y barba habían crecido mucho más hasta tocar el suelo. Pero lo que más le impresionó fue que era mucho más bajo de lo normal y por detrás en su espalada tenía dos bultos ¡eran las alas! que ya comenzaban a salir. En ese momento Teo comprendió que se estaba convirtiendo en una pequeña libélula, como se lo dijo el lobo.
Teo se quedó impresionado de su aspecto feo, pero vio dos bonitos trébol que parecían saludarle y se los guardó en uno de sus bolsillos y siguió caminando. Ya comenzaba a atardecer, cuando de repente Teo a lo lejos vio a un señor enano que apoyaba su cabeza en sus manos y de sus ojos salían lágrimas. Teo se acercó y le preguntó al viejo enano:
-       Disculpe señor, ¿Le pasa algo?, ¿Puedo ayudarle?
El viejo enano no sabía de donde venía esa voz un poco chillona, pero bajo su cabeza, vio a un enano como el pero más pequeño y comenzaron hablar. El enano Rock que era como se llamaba, le contó que los orcos, destruyeron sus cultivos de manzanas y no tenía nada de dinero, pero lo que más le preocupaba, eran sus tres hijas. Si él moría ellas se quedarían solas, sin dinero y ningún enano se casaría con ellas.
Teo dijo:
-       Señor Rock, no se preocupe ¡YO LO AYUDARÉ!
Y de inmediato Teo froto sus bolsillos y pronuncio las palabras mágicas: - ¡Abracadabra quiero oro para hoy y no para mañana! Y - ¡plin!, ¡plan!, ¡plun!, ¡pufff! apareció un monto de oro que caían de sus bolsillos. Cogió un puñado y se lo dio al viejo enano. Rock se quedó muy sorprendido y le invito a su casa porque se sentía muy agradecido con él.
Al llegar a la casa del señor Rock, llamo a sus hijas Violeta, Estrella y Daniela, que bajaron como locas por las escaleras, menos la pequeña Daniela. Violeta y Estrella al bajar la vista y ver al pequeño enano, con esos pelos y aquella barba larguísima, y esas dos espantosas alas, pusieron cara de asco, se rieron y dijeron al mismo tiempo:
-       ¡Eres un pequeño bicho feo! Y se fueron riéndose a sus habitaciones.
Teo le dio mucha vergüenza y se puso triste, pero el Rock y la pequeña Daniela le consolaron y se alegró mucho.
Teo y Daniela se quedaron hablando toda la noche. A Teo le gustó mucho ella ya que era muy guapa, simpática, graciosa y dulce. Esa misma noche se enamoraron el uno del otro y antes de que Daniela se fuera adormir Teo le dijo:
-       Daniela, mañana me tendré que ir y no podré volver hasta dentro de dos años y te quiero preguntar algo ¿Me esperarás?
Daniela le respondió:
-       Claro que te esperaré.
Teo dio un salto de alegría y le dijo que volvería a por ella, pero antes de irse saco de su bolsillo los dos hermosos tréboles. Y le dio uno a ella, diciéndole:
-       Daniela, te doy este trébol como muestra de mi amor. Guardarlo. Yo tengo uno igual.
Daniela cogió el trébol, lo guardo en un libro, le dio un beso en la mejilla a Teo y se marchó.
Pasaron los dos años y Teo termino la apuesta que hizo con el lobo. Teo ya era una pequeña libélula, así que entro al bosque volando y aterrizo en la rama de un árbol, para que el lobo pudiese verlo y gritando con mucha fuerza llamo al lobo:
-       ¡Lobo, lobo, lobo! ¡Aquí estoy ya cumplí el trato y he ganado!
El lobo apareció detrás de un árbol y le rugió sin que Teo se diera cuenta. Teo casi se cae del árbol pero sus dos alas lo mantuvieron en el aire. Teo furioso le dijo al lobo:
-       ¡Déjate de tonterías y transformame en un enano normal!
El lobo riéndose y le dijo:
-       ¡Me encanta tu nuevo aspecto! ¿Porque no te lo piensas bien y te quedas conmigo?, pero el lobo se dio cuenta que Teo estaba muy serio y le dijo: - ¡Muy bien, te convertiré en un aburrido enano!
El lobo se colocó al frente de Teo, chasqueó sus pastas e hizo que desapareciera todo el polvo, el barro que le cubría y que brillara como antes, por ultimo empezó a crecer hasta que llego a su altura de antes.
Teo ya había recuperado su aspecto normal, así que bajo de la rama antes que se rompiera y le dijo al lobo que ya se tenía que ir, pero antes de ir a por Daniela, pasó por su aldea. Los enanos al verle se quedaron sorprendidos y todos fueron corriendo hacia él y le pidieron disculpas por haberle tratado mal y que ahora sabían que era el enano más valiente de todo el mundo. De paso le dieron las gracias por el gran molino de agua que construyó para el pueblo y para él. Se despidieron de él y se fue a casa de Daniela.

Al llegar Teo llamo a la puerta y Daniela abrió. Al verle no supo quién era, pero cuando se acercó más vio que era la mirada y los bonitos ojos de Teo, así que en ese momento, Teo le enseñó su trébol y ella saco el suyo. Teo agarro dulcemente a Daniela y se dieron el beso más tierno de toda su vida.


Y este cuento se acabó y el viento se lo llevó y cuando lo vuelva a encontrar, te lo volveré a contar!!

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