martes, 9 de octubre de 2012

Roki el ratón aventurero


ROKI EL RATÓN AVENTURERO


Había una vez un ratón muy aventurero llamado Roki, le encantaba ir con su mochila de albergue en albergue, visitando lugares muy bonitos.

En uno de sus viajes en busca de un albergue cómodo, fue andando rio abajo, hasta encontrar uno que pensó: ¡Que albergue tan bonito!, ¡Tiene buen aspecto! Llamado Albergue de Chocolate. Llamo a la puerta: ¡Toc, Toc! -¿Quien es? De repente se oyó una voy muy dulce. – Soy Roki, por favor ¿Podrías abrir la puerta?

En ese mismo momento esa voz dulce y melodiosa abrió la puerta. Roki, se quedo exhausto al encontrarse una ratoncilla de pelo blanco con unos ojos grandes y azules, que le iluminaba toda su mirada. Tardo en reaccionar, pero de repente se dio cuenta que la ratoncilla estaba igual de impresionada que él y se quedaron los dos mirándose fijamente, hasta que de repente el decidió hablar y romper ese momento de silencio. -¿Tienes una habitación?, al no reaccionar la ratoncilla el insistió,-¿Me entiendes? ¿Hablas el mismo idioma que yo?

La ratoncilla por fin reacciono y le dijo,-Si si perdona, si tenemos una habitación. Pase, pase. Mientras le daba la habitación hablaron largamente de diversos temas. A partir de ese momento comprendieron que no se podían separar el uno del otro.

FIN

jueves, 4 de octubre de 2012

La alegria de Carlos


LA ALEGRÍA DE CARLOS

Había una vez un pueblecito muy pequeñito, donde vivía en una pequeña casa un niño llamado Carlos que estaba muy enfermo, lo que le hacía no poder moverse de la cama y donde los niños no podían ir a verle por su enfermedad, ya que podría ser contagiosa, Carlos sufría mucho por ello ya que se encontraba solo todos los días incluso para jugar. Pasaban los días y Carlos cada vez estaba más triste y decaído mirando por la ventana, haber si pasaba alguien conocido para poder hablar aunque sea un rato con él y le contara cosas divertidas que se pudiera reír.
Paso algún tiempo y Carlos cada vez estaba peor y sin ganas de nada, pero un día vio de repente una sombra en la ventana, se asustó muchísimo y se tapo con la sabana, al no saber lo que era. Cuando paso un tiempo, al ver que no pasaba nada y ser solo una sombra que no había visto nunca, se levanto de la cama y despacito se fue acercando a ella y se encontró con un pingüino comiéndose un bocata de chorizo, que entró en la habitación y le dijo: “buenas tardes Carlos” y se fue.
Carlos se quedó anonadado, al no saber que habia sido aquella situación. Que ese animal se supiera su nombre, pero sobre todo le pareció más extraño aun cuando vio aparecer por la misma ventana un mono en pañales inflando un globo, cuando le vio no pudo aguantarse la risa. Carlos se preguntaba todo el rato que podría ser aquellos animales tan extraños, casi todos los días seguían apareciendo personajes locos, un cerdo tocando una pandereta, un elefante saltando a la comba…, entrando a su habitación por la ventana, lo que le hizo muchísima gracia todo aquello y no podía pararse de reír día tras día.
Todo aquello se lo quería contar a su familia con todas las fuerzas, pero había algo que no podía, por si no le creían y pensaban que se había vuelto loco, al estar tanto tiempo el solo en la habitación, asique decidió no contárselo. Gracias a dios esos personajes terminaron alegrándole el espíritu de Carlos y mejorándole y poco a poco fue mejorando y pudo volver al colegio donde se reencontró con todos sus amigos de antes y pudo contar todas las cosas tan raras que le habían sucedido.
Mientras hablaba con su amigo Pedro vio algo en su mochila y le pregunto: “¿Qué tienes ahí, que me has traído?”y le respondió su amigo: “nada, libros de clase…”pero no le creía Carlos, asique le insistió tanto que finalmente le enseñó lo que tenía metido en la mochila.
¡¡ Allí estaban todos los disfraces que habían utilizado sus mejores amigos para intentar alegrarle y que se mejorara al no poder ir a jugar con él!!
Y desde entonces Carlos nunca deja que nadie este solo y sobre todo sin que deje de sonreír.

FIN