LA ALEGRÍA
DE CARLOS
Había una vez un pueblecito muy
pequeñito, donde vivía en una pequeña casa un niño llamado Carlos que estaba
muy enfermo, lo que le hacía no poder moverse de la cama y donde los niños no
podían ir a verle por su enfermedad, ya que podría ser contagiosa, Carlos
sufría mucho por ello ya que se encontraba solo todos los días incluso para
jugar. Pasaban los días y Carlos cada vez estaba más triste y decaído mirando
por la ventana, haber si pasaba alguien conocido para poder hablar aunque sea
un rato con él y le contara cosas divertidas que se pudiera reír.
Paso algún tiempo y Carlos cada vez
estaba peor y sin ganas de nada, pero un día vio de repente una sombra en la
ventana, se asustó muchísimo y se tapo con la sabana, al no saber lo que era.
Cuando paso un tiempo, al ver que no pasaba nada y ser solo una sombra que no
había visto nunca, se levanto de la cama y despacito se fue acercando a ella y
se encontró con un pingüino comiéndose un bocata de chorizo, que entró en la
habitación y le dijo: “buenas tardes Carlos” y se fue.
Carlos se quedó anonadado, al no
saber que habia sido aquella situación. Que ese animal se supiera su nombre,
pero sobre todo le pareció más extraño aun cuando vio aparecer por la misma
ventana un mono en pañales inflando un globo, cuando le vio no pudo aguantarse
la risa. Carlos se preguntaba todo el rato que podría ser aquellos animales tan
extraños, casi todos los días seguían apareciendo personajes locos, un cerdo
tocando una pandereta, un elefante saltando a la comba…, entrando a su
habitación por la ventana, lo que le hizo muchísima gracia todo aquello y no
podía pararse de reír día tras día.
Todo aquello se lo quería contar a
su familia con todas las fuerzas, pero había algo que no podía, por si no le
creían y pensaban que se había vuelto loco, al estar tanto tiempo el solo en la
habitación, asique decidió no contárselo. Gracias a dios esos personajes
terminaron alegrándole el espíritu de Carlos y mejorándole y poco a poco fue
mejorando y pudo volver al colegio donde se reencontró con todos sus amigos de
antes y pudo contar todas las cosas tan raras que le habían sucedido.
Mientras hablaba con su amigo Pedro
vio algo en su mochila y le pregunto: “¿Qué tienes ahí, que me has traído?”y le
respondió su amigo: “nada, libros de clase…”pero no le creía Carlos, asique le
insistió tanto que finalmente le enseñó lo que tenía metido en la mochila.
¡¡ Allí estaban todos los disfraces
que habían utilizado sus mejores amigos para intentar alegrarle y que se
mejorara al no poder ir a jugar con él!!
Y desde entonces Carlos nunca deja
que nadie este solo y sobre todo sin que deje de sonreír.
FIN